El norte de la República Dominicana, y más concretamente la península de Samaná, mira hacia el ecoturismo, lejos de los excesos del turismo de masas. Este pedacito de tierra, virgen del desarrollo urbano, cuenta con playas salvajes bordeadas de árboles tropicales y exuberantes montañas verdes. Para hacerse una idea completa, puede dejar las maletas en las afueras del tranquilo y bohemio pueblo de Las Terrenas. Aquí, el tiempo parece haberse detenido, con pescadores que hacen girar sus redes como equilibristas y chozas de paja que sirven langosta a la parrilla. Se puede dejar pasar el tiempo al ritmo de la vida caribeña, y encontrar un poco de frescor a la sombra de un cocotero.
En la península de Samaná abundan los lugares ecoturísticos, tanto en sus playas salvajes como en el interior, con sus numerosos cultivos de frutas tropicales, café y cacao…..
Se puede navegar en kayak y explorar la magnífica bahía de Cosón y sus alrededores, descubriendo los manglares y los pequeños ríos que desembocan en la majestuosa bahía de Cosón. A continuación, puede continuar hasta el arrecife de coral, donde quizá tenga la suerte de avistar tortugas marinas e incluso tiburones.
El interior de la península de Samaná está repleta de lugares ecoturísticos con sus numerosos cultivos de frutas tropicales, café, cacao…..
A través de los bosques tropicales puedes encontrar varias cascadas como la de El Limón. Con sus 50 metros de altura está escondida en el pueblo del mismo nombre, a 25 minutos en coche de Las Terrenas. No olvide llevar buen calzado, ya que se tarda 45 minutos en llegar a la cascada a través de la selva, ya sea en mula o a pie.
Este parque, incluido en la lista de la UNESCO, recibe el sobrenombre de la “Bahía de Halong del Caribe”. Compuesto por una gran parte de la bahía de Samaná, un bosque tropical, manglares y varias cuevas, puede visitarse en barco o kayak, con varias paradas en tierra.
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